miércoles, 2 de diciembre de 2015

Historieta de navidad. Sinopsis.

¡Hola, bichines!
Antes de nada, quiero empezar con el tema de la palabra "bichines": ¿Qué os parece? ¿Os gusta? A mí sí porque es una palabra que me agrada y además se le nota mucho el cariño, no me lo neguéis. Lo digo porque los blogs que sigo que suma la apabullante cifra de tres o cuatro los lectores tienen motes cariñosos. Imagino que es porque ayuda a acercar escritor y lector pero ni idea, la verdad. El caso de esta historia es que es un mote que me satisface y como de aquí a la siguiente entrada no haya cambiado, se os va a quedar, así, sin opción a daros elegir, ¿a que me hago querer? También tiene que ver el hecho de que soy un culo inquieto y no quiero esperar a que haya más gente en el blog que yo misma.
Y ahora vamos con la verdadera chicha: Oficialmente la primera historia el blog, una historieta de navidad. En realidad tiene nombre e incluso portada, la cual os dejaré por aquí para que veáis mis dotes artísticas (sí, me río hasta yo).
¿A que es bonita? Lo sé, lo sé.
En fin, Es una historieta que en realidad empecé a escribir en las navidades pasadas porque se me apeteció escribir sobre una de mis fechas favoritas (que no influye que sea mi cumple en enero, para nada, imaginaciones vuestras). En realidad en mi mente iba a ser corta, máximo cien páginas pero, como siempre pasa conmigo, al final acabará siendo más larga (otro día os contaré la fascinante anécdota de una historieta que empezó como corta y ya llevo dos cuadernos con ella). Así que ahora como vuelve a ser navidad (sí, ha estado un año entero en mi rincón del ordenador abandonada la pobre) pues a retomarla se ha dicho. Y aprovechando que he reabierto el blog, ¿qué mejor lugar para tenerla?
Ah, antes de nada, tengo una manía: Le pongo cara de famosos a todos mis personajes (con ligeras excepciones porque ningún actor me resulta adecuado) y los dos de esta historia no son menos. Y por si a alguien le interesa imaginárselos igual que yo (aunque mis historias suelen incluir una descripción detallada de mis personajes) os los dejo por aquí. Como último detalle, aquellos de la liga contra los corazones y los unicornios que vomitan purpurina (porque todo el mundo sabe que si el vómito brilla con numerosos colores no da asco) les recomiendo que no se queden a leerse los capítulos. Que sé que los hay y los respeto, tiene que haber de todo en la viña del señor, pero esta historia puede provocar una subida anómala del azúcar en sangre y no quiera nadie que tengamos una tragedia. Subiré alguna otra historia con ñoñadas más moderadas pero siento decir que no es el caso de esta. Y para los que no les importe, ¡bienvenido o bienvenida al club del rosa y las cursilerías! Ya veréis que bien nos lo pasamos, cielines. Coñas aparte, era el último inciso.
Y nada más por mi parte, que a continuación de las fotos, tendréis la sinopsis. Así que creo que me voy a ir despidiendo ya.
¡Hasta la próxima entrada, bichines! (¿Veis? No queda tan cursi como cielines y suena tela de bien). Espero que os llame la atención la historia y os quedéis a por más.

PERSONAJES

- Carla Abad:

-Alejandro Ramos:
(Sí, es Leonardo di Caprio. ¿Tonta? ¿Yo? Obviamente no).


SINOPSIS 
Carla Abad, dieciocho años. Presidenta número uno contra la navidad desde pequeña por una serie de circunstancias nefastas que la llevaron a odiar todos y cada uno de los detalles de una fecha tan señalada. La navidad solo es una época más de compras y nada alrededor de ella le trae más que malos recuerdos.
Alejandro Ramos, diecinueve años. Declarado por sí mismo como un gran amante de la navidad y no hay cosa que más le entusiasme que esa época del año.
Cuando ambos caminos se encuentran una tarde de invierno, todo lo que puede pasar es un choque de mentalidades y gustos.
Pero mientras más tiempo pasan juntos y más detalles de la navidad Alejandro le va a mostrando a Carla, más van estrechando la relación y, poco a poco, la joven va dejando más de lado sus reticencias y sus recuerdos a la vez que surgen unos sentimientos inesperados entre ambos.
Y es que a veces solo hace falta dejarse llevar por la magia de la navidad.

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